Patatas fritas sabor berberechos. Sí, existen

La capacidad de hacer trampantojos sencillos es casi infinita, y en gastronomía más. De la mano del chef David García que lo firma y de Supermercados Lidl, han salido al mercado patatas fritas con sabor a berberechos. Fuerte la idea, chulo, curioso, novedoso.

Las patatas fritas permiten casi de todo. Estas lo demuestran. Muy crujientes, con sabor a berberechos tal vez un poco avinagrados de más, con fuerte sabor que yo bajaría un poco, pero que sin duda sorprenden al consumidor atrevido y al que le guste probar sabores o texturas nuevas. Comer un trampantojo de berberechos que crujen tiene su punto.

Lo dicho, un poco más suaves creo que estarían algo más logradas. Están hechas en Valencia.

Abusivo precio del agua en los aeropuertos

Podría parecer una tontería impuesta por el gobierno, pero es sobre todo una lógica aplastante para los viajeros de los aeropuertos españoles. No es posible pasar los controles de la policía con botellas de líquidos. Por seguridad. Y lo aceptamos con lógica en todos los países de Europa y en los EEUU al menos. Al llegar a los controles hay bolsas o papeleras para que deposites tus botellas de agua o de refrescos.

Pero al llegar a la zona de las tiendas tras los controles, te encuentras que las botellas de agua valen lo que no está escrito. Un huevo y la yema del otro. Así que muchos viajeros habituales no la compran y optan o bien por refrescos o por un truco algo asqueroso pero que funciona y se utiliza. Pasar el control con una botella vacía y llenarla en el wc posterior. Os diréis que si pagas un viaje en avión el coste del agua sería lo de menos. Pero es la sensación de abuso, de timo incluso, por un precio que consideras abusivo en un producto que además consideramos necesario para un viaje de media distancia.

Sí, en los viajes a EEUU lo primero que te dan como servicio nada más empezar a volar es una botella de agua.

Saturación de etiquetas en una ropa

Uno a veces se puede hasta sorprender si no fuera porque ya estamos casi todos curados de espantos absurdos. Esta suma de pequeñas etiquetas, en total 15 todas unidas y cosidas a un chaquetón de invierno, son casi un libro de instrucciones. EStá bien, sin duda la información está bien, si es buena y real. Como ahora los productos se hacen globalizados, para todo el mundo mundial, que una prenda de ropa lleve 15 etiquetas en todos los idiomas parece hasta normal. Más información que el manual de un teléfono móvil. Es una manera, por saturación, de que nadie se lea esto.

Cuidados con la carne picada de bandeja

Todos sabemos que la carne picada que nos venden en bandejas es de peor calidad y de mucho menor control, que si le mandamos al carnicero que nos pique un trozo de carne elegido por nosotros. Pero es más cómodo coger una bandeja del estante y no esperar. Veamos algunos pequeños datos.

La carne que nos venden picada no puede estar más de 24 horas desde que se pica hasta que se cocina o se congela. Algo más de tiempo si está envasada en bandejas. Por eso mismo, en estas bandejas le añaden a la carne algunos ingredientes que sirven para conservar la carne.

La carne ya picada y que nos venden a granel contiene entre un 70% a un 97% de carne. Excesiva diferencia. El resto son “cosas” añadidas. Este dato es obligatorio de que figure en la etiqueta de la bandeja, así que lo primero es mirar esta etiqueta y saber qué compramos, qué vamos a pagar con nuestro dinero que es 100% dinero.

La carne puede ser pura de cerdo, de ternera, de pavo o pollo, o mezclada de diferentes carnes, y también lo debe indicar en la etiqueta. Sobre todo porque el aspecto exterior de una carne o de otra es igual o incluso se puede lograr que sea igual a la vista. Es cuestión de colorantes o de añadidos. Pero en la etiqueta no pueden engañar, pues se juegan su futuro.

La carne picada que nos venden en las bandejas o a granel puede contener sal, especias, cereales, preparados de patata, agua añadida, etc. Para que sea más sabrosa, más suave al paladar, menos dura, etc. Pequeñas cantidades hacen a veces el milagro. Pero hay que saber qué se compra.

En algunos aditivos se añade sulfito y esto siendo legal hay que saberlo también pues hay personas que sufren de alergia a ciertos aditivos. Como hay que saber si la carne ha sido alterada para cambiar la estructura de la carne y que siendo de zonas duras o muy duras, parezca carne blanda y suave. La carne picada transformada sigue teniendo un efecto de multiplicación bacteriana muy alto, y algunos colorantes cambian su estructura para que parezca carne muy fresca aunque lleve varios días picada.

También debería decir de qué parte del animal es la carne, y si es animal viejo o joven, pero eso es ya pedir excesivamente, por eso siempre es recomendable que cuando se pueda, se solicite carne picada indicando que nos la piquen delante de nosotros. Nuestro dinero es siempre fresco y siempre también pone su valor real en los billetes o monedas.

Usos del limón en el Levante español

Casi podemos hablar en España de una cultura alrededor del limón, aunque nos parezca extraño. No se emplea el limón de la misma manera en todo el territorio de España, marcando claras diferencias. El limón proviene del sureste de Asia, por la zona de India hasta el mar Índico, y llegó a Europa posiblemente antes que los romanos hubieran invadido toda la zona del Mediterráneo. Curiosamente los bárbaros con sus invasiones desde el siglo III destruyeron estos árboles que en aquel momento eran ornamentales o farmacéuticos, arrasando con ellos hasta la llegada de los árabes que los volvieron a traerlos hasta España.

Hasta América llegó de la mano de los españoles cuando la conquista pues se utilizaba como medicina contra el escorbuto en los largos viajes en barcos. Pero ya los árabes, cuando los introdujeron en España no lo hicieron como una planta de adorno, sino como acompañante de su gastronomía y de sus medicinas naturales.

Los árabes nos enseñaron con el limón a emplearlo como aromatizador, desinfectante, conservador de alimentos y para dar sabor a los platos más sosos. Uso que se ha mantenido en España, mucho más en las zonas donde los árabes tardaron más tiempo en ser expulsados.

Por ejemplo en la zona del Levante, sobre todo en Murcia, el limón es un producto casi imprescindible en muchos platos. Incluso se ponen unas gotas de limón en las patatas fritas aunque sean de bolsa, encima de un filete de lomo a la plancha, sin duda en la paella, en ensaladas, en muchos platos de repostería, y con sus hojas, además de hacer los famosos paparajotes, las utilizan como aderezo para numerosos platos de guisos, al igual que en otras zonas de España se utiliza la hoja de laurel.

Licor Palo, vermut de las Baleares

Si vas a Baleares y más en concreto a la isla de Ibiza tienes que probar el licor Palo que fabrican allí mismo tanto en Mallorca como en la localidad de San Antonio desde el siglo XVI. Un licor aperitivo, tipo vermut fuerte, que se toma con una rodajita de limón unas gotas de ginebra y un golpe de sifón en cantidad parecida al licor aunque depende de los gustos.

El licor Palo está realizado con alcohol
etílico en el que se pone en maceración la corteza de la quina, junto a raíces de genciana más algo de azúcar para quitarle el sabor tan amargo de la quina. Y es aun así un aperitivo amargo, algo fuerte y casi con sabor medicinal, pero que encaja muy bien en esas catas de vermut donde se buscan mezclar sabores que vayan desde los más suaves a los más fuertes.

Auténticos espárragos trigueros salvajes

Nunca había visto a la venta auténticos espárragos trigueros, espárragos salvajes muy finos, delgados como pajas de cereal. Sí que los había comido e incluso cogido en ribazos de campos de labor por tierras de Zaragoza, pero siempre pensé que era un producto de labradores antiguos y que ni se recogían para la venta ni mucho menos que se fueran a comprar pues me parecía un producto excelente pero fuera del circuito de compra y venta.
Cocidos o a la plancha están sabrosísimos y muy curiosos. También en tortillas de espárragos. Son algo más fuertes que los espárragos trigueros que venden, gruesos y de cosecha, nada que ver con estos delgadísimos y que salen de forma natural en estos periodos del inicio de la primavera. Por Zaragoza aún tardarán unas semanas. 

El precio del puñado en esta tienda de Ibiza era de 2,75 euros. Allí los precios de los productos del campo están más caros que en la península.