Chuletas de Cordero de Cuenca, mal cortadas

La forma de vender y comprar juega con muchas variables. Los consumidores estamos de muchas formas en inferioridad de podernos defender, pues el vendedor siempre tiene la respuesta de que si no te gusta, no lo compres. No te obligan a comprar. Y es cierto. A que hay que estar muy espabilados.

Esta carne de cordero la vende Sabeco y está empaquetada en Cárnicas Loriente Piqueras de Cuenca. Bien. Criada y sacrificada en España, como pone por obligación la etiqueta. Bien. A un precio de 12,90 euros el kilo de chuleta de palo o riñonada. Normal. 

Pero el error viene cuando al abrir el paquete observamos que además de la chuleta de palo, que se debería acabar en la zona que he marcado en rojo, al realizar el despiece de la parte del cordero, no se ha separado lo que se llama “bajos del cordero” esa zona de la costilla final, que se vende a un precio mucho más bajo y que se emplea para guisos o para parrilla.

Nadie engaña, pues el paquete está a la luz de observar, comprar o no. Pero hay muchos consumidores que no saben que esa parte del cordero, más barata, se vende por separado y nunca con las chuletas de palo. Pagas a 12,90 lo que no debería superar los 7 euros. Y además que al final te presentan unas chuletas con un lomo correcto pero enormes de largas, con el final de la costilla más duro que el resto, por el tipo de carne. Y a un precio excesivo por el total de la carne que te meten en el paquete.

Salsa mayonesa mostaza de Cafeterías Nebraska

Tras el cierre de la cadena de cafeterías y restaurantes Nebraska de Madrid, sonaron las alarmas entre los clientes fijos o similares, que sabían de la calidad única de la mostaza que empleaban en sus peritos calientes. 

Así que empleando las redes sociales solicitaron a los trabajadores que alguien dejara la receta, para que no se perdiera un sabor diferente. Y en este mundo virtual todo es posible, incluso lo que parece imposible.

Es una mezcla de salsa mayonesa casera que ellos mismo hacían, con una salsa mostaza alemana de marca Kühne Senf, que ellos compraban en botes industriales pero que también se vende en botes de cristal pequeños, bien en algunas tiendas gourmet o bien por internet. Los trabajadores avisan que sin esa mostaza no se logra el mismo resultado. Es una mostaza de media fuerza de sabor.

La mezcla para casa sería:

Dos terceras partes del bote de mostaza (166 ml.)
400 ml de salsa mayonesa casera.

Y esta mayonesa la haríamos de la siguiente forma:

Un huevo de los grandes.
400 ml. de aceite de girasol
17 gramos de sal que es más o menos una cuchara de sopa pero rasa
8 c.c. de vinagre suave y blando que es una cucharadita de café.

Pan con vino tinto y azúcar

En mis tiempos niños había una merienda que me chiflaba, hoy prohibida como tantas otras cosas. Ahora con 60 tacos no soy alcohólico, creo, y aunque esas florituras que voy a contaros sucedían cuando yo tenía 8 a 10 años, empecé a beber alcohol fuerte pasados los 20 años, sin haber probado nunca antes, más que vino y cerveza. Así que a veces las recomendaciones fallan. Pero hay que hacerlas caso, creo.

Decía que esta merienda me chiflaba por dos motivos. Por lo buena uqe estaba y porque me la preparaba mi abuela Julia. Cogía el coscurro de la barra de pan, le quitaba un poco de miga y con el porrón del vino tinto de mi padre, lo empapaba bien, para colocarle luego encima un puñadico de azúcar. Con aquel bocadillo de vino tinto y azúcar nos íbamos los dos a buscar a mi padre al Puente de Hierro.

Hoy me ha llegado una receta un poco más fina y además de venirme los recuerdos, os la dejo por su calidad y simpatía. Esto es ya para adultos y postre.

Colocar en un cazo el vino tinto con la canela y la piel de un limón (sólo la parte muy amarilla, nada de la blanca), yo recomendaría al menos medio litro y un vino algo peleón. Calentad y dejad que hierva. Mantened unos minutos más para se haga bien y pierda parte del alcohol y dejad que se enfríe. Cortad una barra de pan en rebanadas de aproximadamente un dedo de grosor. Empapar las rebanadas de pan en el vino tinto ya cocido dejando que absorban bien el líquido. Un poco antes de servirlo en la mesa, espolvorear el azúcar por encima de cada una de las rebanadas. Y a disfrutar.

Es verdad que es un plato sencillo al que yo le añadiría un poco de canela y nuez moscada, incluso un melocotón en almíbar para darle un toque de familia con posible o unas rodajitas de piña de lata si lo queremos modernizar. A gusto del comensal…, chicas y chicos.

Platos típicos de la cocina sudamericana

Los platos de la cocina sudamericana son de entrada y por el nombre, tan curiosos como simpáticos al oído. Y en algunos casos muy curiosos y siempre muy sabrosos. No tengamos miedo al picante, pues se puede hacer en muy diverso grado, y todo es cuestión de pedir.

Patasca de Mote y carnes
Caldo de Gallina
Pollo Carbón
Ceviche mixto
Chaufa de Marisco
Tacu Tacu milanesa con lentejas
Parihuela, sopa de pescado peruana
Arroz Chaufa de pollo, estilo oriental del Perú
Fuente Jalea de Mariscos
Chupe de Camarón (sopa de Panamá)
Tiradito Chicharrón de cerdo

Menú para la comida del Día de Reyes

Hemos terminado (casi) las navidades y seguimos vivos. Un poco más gordos, pero cuidados y empezando la normalidad gastronómica. Sopas, sin duda, caldos, verduras, tortillas francesas, agua, nada de alcohol, frutos secos, naranjas, mandarinas, piña, otra vez verdura con aceite de oliva.

Algún pescado a la plancha o al papillote, unas croquetas de restos si son suaves y dormir la siesta. ¿Un poco de sexo con seso?

Nada de bebidas carbonatadas, que el intestino está un poco cabreado. Nada de carnes fuertes y muy contundentes. Prohibido cabrear más al estómago. Otra vez un vaso de agua. Más verduras o caldos de aguelicos. Bien.

Tenemos que recuperar los sabores suaves en boca, dejar descansar todo el proceso digestivo incluida la lengua. Calmarnos para volver a la normalidad y diseñar una comida de Reyes que no sea agresiva.

Unas berenjenas o unos pimientos del piquillo rellenos de langostino o rape con una bechamel suave.

Algo de bonito en escabeche frío y con unas gotas de vinagreta, con cebolla pochada y un toque de mermelada de naranja.

Un poco de salmón o de bacalao a la plancha con dos boletus o champiñones fileteados haciendo guardia.

Un poco de roscón de Reyes. Un vino rosado joven (Rivera, Borja o Navarra) y un poco de cava de verdad (mejor catalán o aragonés)  o de sidra achampañada asturiana.