Desayuno (casi) sorprendente en el Parador San Marcos de León

El desayuno en el Parador de San Marcos de León es (casi) sorprendente. Junto a las dos clases de agua puedes tomar cava Anna de Cordorníu o vino castellano, tienen para elegir entre seis clases diferentes de zumo, cuatro tipos de leche o seis embutidos fríos, otros seis calientes y cuatro tipos de queso. La repostería es excelente y sus numerosos tipos de pan encajan muy bien con las 10 clases distintas de mermeladas. Casi excesivo todo. Pero con la tortilla de patata fallan estrepitosamente.

Una tortilla española o de patata no es nunca unos trozos de patata cocida envuelta en huevo batido. Para eso nos conformamos con algo de piña o de mango con membrillo y mantequilla. Una tortilla de patata ni puede ser sosa ni debe ser un adoquín donde se separa la patata del huevo con la facilidad de la mirada. Te tomas una copa de cava con esa tortilla y te sientes raro de narices, no encaja incluso aunque seas inglés. Así que un consejo para el Parador de San Marcos de León. Por favor, un cursillo para quien haga esas tortillas de patata, y si sobra tiempo otro para quien fríe los excelente chorizos leoneses algo ahumados, para que todos estén igual de hechos, pues algunos quedan un poco crudos sin exceso. Más que nada para que todo entone en un servicio excelente y unas viandas que en su inmensa mayoría sorprenden por su calidad. La cecina o el,lomo de caña están para no levantarte de la mesa y el jamón tal vez un poco salado tiene un sabor de altura y un punto de secado perfecto.