Olla caliente. Plato de la cocina medieval en España

Un primer plato que nunca faltaba en las mesas de la Edad Media en España era la olla caliente, una especia de cocido actual, con algunas variables importantes.
Era una sopa muy espesa, casi un potaje contundente y compacto, en donde había carnes de ternera, carneros y cerdo (si se era de posibles), tocino y chorizo, verduras y legumbres tipo habas, judías o garbanzos, ajos y cebollas, y harinas que espesaran el plato. Se añadía azúcar o miel, algo de vinos, agua de rosas, canela, mostaza y alguna hierba aromática hasta hacer un plato dulce en diversos grados. Hoy es complicado entender una sopa de cocido que resultara dulce por efecto de la miel y la canela.
La carne si la llevaba junto a los tocinos y chorizos se separaban antes de servir el potaje del caldo junto a las verduras y se cortaban esta en fuentes para presentarla encima de rebanadas de pan de hogaza. Recordemos que no había tenedores ni cuchillos individuales y se comían las viandas con las manos. Para los potajes sí que se ponían cucharas.
Suele ser como una olla podrida, plato castellano mal entendido pues parece sonarnos a olla con muchos ingredientes potentes y muy cocidos (por no decir pasados de fecha), cuando en realidad el nombre viene de “olla poderida” que viene a significar “olla de poderosos” al contener carnes cuando no era habitual poderlas tener en la cocinas.