Historias de vinos nuevos y buenos, que empeoran a los pocos años

Con los vinos (marcas) nuevos y buenos suele suceder un asunto curioso; en cuanto salen por los medios de comunicación como un excelente caldo que debemos consumir por su calidad y buen precio, le quedan a lo sumo dos años para empezar a perderse por el camino de los grises y apagados vinos.

Puede ser el descuido, la avaricia o la industrialización mal realizada, pero me ha pasado con algunos ejemplos de buenos vinos del Somontano, de Calatayud o del Penedés. Como es lógico no sucede con todos, pero empiezo a preocuparme, pues en cuanto leo alguna recomendación de un buen y nuevo vino, empiezo a calcular los años que le quedan para estropearlo entre todos.

Querer abarcar un mercado mayor del que somos capaces de atender con la misma calidad que cuando recibieron el reconocimiento, lleva a todos los productos a perder su esencia que es la que les ha llevado hasta las cimas del reconocimiento.

Y claro, es eso, o asumir que si queremos poca producción, tiene que ser a un precio alto. Así que si encuentras un buen producto desconocido, aprovéchalo y no lo cuentes a mucha gente, para que no se pierda entre los mercados grises.