Cata de vino como juego entre amigos

Unos de los grandes inventos de la humanidad, es sin duda el vino. Casi cualquier vino, bebida alcohólica que hay que tomar con moderación. Bebida prehistórica que ha soportado todos nuestros pasos por este mundo.

Yo os propongo un juego de cata muy sencillo para jugar en casa.

Se necesitan al menos 2 personas aunque lo ideal es 4 con diferente experiencia enológica.

Pon en 4 copas normales: un rosado del año, un tinto crianza, un manzanilla o fino seco y un rancio dulce u Oporto.

Empezar por este orden a probar los vinos y a comentar entre vosotros las sensaciones. Son tremendamente distintos, pero se trata de intentar adivinar olores básicos, sabores en el acto o tras unos segundos.

Textura en boca, sabor más pronunciado, sensaciones, e intenten buscar comparaciones con otros sabores que ya conocemos. 

Para pasar a comentar después qué tipo de vino nos gusta más y por qué. 

Intentando adivinar si se apodera algún sabor en especial y los sabores primarios de cada vino, y si detectamos en su olor algún signo de frutas, de especias, de maderas.

Una vez acabada la cata, y sin dejar de hablar, cosa lógica si hay vino en la mesa, empecemos a volver a beber unos sorbos de los distintos vinos en un orden aleatorio. Observaremos que todo lo que antes hemos dicho sobre cada vino ha cambiado. 

Cada repetición de cata del vino de cada clase nos produce distintas sensaciones en boca.

Esta prueba se puede llevar casi al infinito.

Si quieres, entre cata y cata toma un poco de pan con queso, y varía las clases de queso entre suave y azul, entre Gruyere y Picón, entre Camembert y Pata de Mulo. O prueba unos frutos secos, o algo de fruta, o incluso algo de verduras crudas.

O mete en el juego algo de embutidos o jamón, o también de repostería dulce. Los resultados son siempre distintos.

Ya, ya sé que lo sabías. Solo estoy jugando.

¿Ha probado a servir el mismo vino en diferentes copas, o a distintas temperaturas?

Sin duda el vino está vivo, y lo más importante, tu también y te gusta jugar con los sabores porque te das cuenta de los cambios.